Millones de filipinos volvieron a confinarse este martes por el agravamiento de la epidemia de COVID-19, cuya progresión parece imparable, en particular en América Latina y el Caribe, donde se superaron los cinco millones de casos.
Más de 27 millones de personas, la cuarta parte de la población de Filipinas, se vieron obligadas a quedarse de nuevo en casa tras la alerta lanzada por las asociaciones de médicos. Desde el mes de junio, cuando la mayoría del país puso fin al confinamiento, las infecciones se multiplicaron por cinco y superaron los 100,000 casos.
La vuelta al confinamiento fue anunciado con solo 24 horas de antelación y llevó a muchos habitantes a quedarse bloqueados en Manila, con la interrupción de los transportes, en particular de los vuelos.
«No tenemos más dinero. No podemos dejar el aeropuerto porque aquí no tenemos familia», dijo Ruel Damaso, un obrero de la construcción de 36 años que quería volver a su casa en Zamboanga, en el sur del país.
«No estuvimos a la altura. Nadie se lo esperaba», reconoció de su lado el presidente Rodrigo Duterte.
El jefe de Estado filipino no es el único preocupado. En Ginebra, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió del riego de una epidemia muy larga. «No hay solución y quizás nunca la haya, advirtió el lunes en una videoconferencia.
La inquietud también crece en Oceanía, donde Australia empezó a aplicar numerosas restricciones.
A partir del miércoles a medianoche, todos los comercios no esenciales estarán cerrados en Melbourne, así como las administraciones, una medida que se añade al toque de queda nocturno que se aplica desde el domingo por la noche a los residentes de la ciudad.
Carrera para encontrar una vacuna
La carrera para encontrar una vacuna sigue adelante. Rusia dijo el lunes estar preparada para producir «varios millones» de dosis a partir del año que viene.
Pero otros expertos advierten de la larga duración de este pandemia, que ya hundió las economías de mucho países, y recomiendan hacer una campaña masiva de test.
«Estamos tan apegados a los test de gama alta y caros que no hacemos test a nadie», dijo Michael Mina, un profesor de epidemiología de Harvard, que desde hace semanas pide que haya test disponibles para todo el mundo, aunque no sean de tan buena calidad.
La epidemia de COVID-19 continúa afectando a los sistemas sanitarios de todo el mundo, como en Brasil, donde el coronavirus puso de relieve la falta de financiación y la mala gestión que padecen muchos de sus 210 millones de habitantes.
El gigante sudamericano, con casi 95,000 muertos, es el país más afectado de América Latina, donde la pandemia sigue avanzando. Junto con el Caribe, superaron el lunes los cinco millones de contaminaciones y los 203,000 decesos.
México, con 128 millones de habitantes, es el segundo país más afectado de la región, con 443,813 casos confirmados y 48,012 defunciones. Perú, con una población de 32 millones, se ubica tercero con 428,850 contagios y 19,614 muertos.
La pandemia no se detiene a lo largo y ancho del continente americano. En Estados Unidos, el país más afectado del mundo por la epidemia, más de 46,000 nuevos casos fueron registrados en 24 horas, lo que lleva a 4,7 millones el número de contaminaciones, con más de 155,000 muertos.
Desde su aparición en China en diciembre, más de 18 millones de personas en el mundo fueron contaminadas por el coronavirus y casi 695,000 murieron.
Más malas noticias empresariales
En el aspecto económico, la pandemia no da tregua tampoco.
Para muchas empresas el COVID-19 es una catástrofe, como para la petrolera británica BP, que el martes anunció una pérdida neta de 16,800 millones de dólares en el segundo trimestre, o el grupo agroquímico alemán Bayer, que perdió 9,500 millones de euros (unos 11,000 millones de dólares) en el mismo periodo.
Por su parte la compañía aérea británica de bajo costo EasyJet, con graves dificultades como todo el sector, anunció una pérdida antes de impuestos de 324,5 millones de libras (424 millones de dólares) entre abril y junio.
Un día antes, Noruega anunció restricciones en los cruceros frente a sus costas tras la aparición de decenas de casos de nuevo coronavirus en un barco de la compañía Hurtigruten, que pidió perdón y reconoció sus «errores».
La compañía Carnival Cruise Line, que había previsto retomar esta semana su actividad tras varios meses, decidió finalmente aplazar sus primeros viajes en crucero al no obtener la autorización de Italia.
En Estados Unidos el plan de ayuda económico parece no avanzar y los empresas y los trabajadores temen por el futuro.
Casi un centenar de dirigentes de multinacionales estadounidenses como Walmart, Microsoft o Merck, así como varias federaciones profesionales, enviaron el lunes una carta a los congresistas estadounidenses.
Predicen una «ola de cierres definitivos» si no se hace nada antes de septiembre y «un efecto dominó de empleos destruidos».
En una situación de avance y retroceso en muchos sectores, el mundo del deporte también intenta volver a la normalidad y el tenis profesional vivió sus primeros partidos en el torneo WTA de Palermo (Italia), tras cinco meses de interrupción.